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La enseñanza, el aprendizaje y el deseo

 



Hoy ronda en mi mente esta idea fundamental presente en cualquier acto de enseñanza o de aprendizaje… EL DESEO.

Ya les presentaba estas ideas en el primer libro de mi serie “Aprender con rimas es más fácil” en kindle Amazon. Les dejo aquí el inicio de mis reflexiones.

“Andaremos caminos de la práctica pedagógica (no solo docente), sus métodos, sus formas y las teorías o imaginarios colectivos que circulan por sus ríos más profundos y escondidos.

Como premisa fundamental, el sabernos “enseñantes” y “aprendices” siempre y mucho más allá de nuestra práctica docente.

Enseñamos y aprendemos cada día de nuestras vidas. Mi padre solía decir: “Cada día aprendemos algo nuevo, hasta en el día de nuestra muerte, ese día aprendemos a morir”.

Yo jugaría un poco con las palabras APRENDER Y APREHENDER, esta última como “tomar” y “apropiarse”, cada aprendizaje es una nueva apropiación y capitalización, por lo tanto y de algún modo estaríamos hablando de lo mismo. Pero es necesario que este último proceso de aprehendizaje se produzca en forma sostenida a través de todas y cada una de las situaciones de enseñanza, para que realmente el aprendizaje que se produce sea significativo y significante para esa persona que aprende.

También me referiré brevemente al origen de la palabra “enseñar”, de la familia etimológica de la palabra “seña” relacionada en su significación más profunda a la convencionalidad de la comunicación social. Por lo tanto debemos ser muy conscientes como docentes que “enseñar”, en todo acto educativo, es mucho más de lo que vulgarmente creemos, es transmitir y acercar convenciones sociales y contextuales que no están manifiestamente presentes, pero sí, inconscientemente dichas, son contenidos entre líneas de las redes comunicacionales y sociales puestas en juego en ese importante acto de enseñanza.

Mencionaré brevemente un concepto fundamental que retomaré mas adelante, el deseo de enseñar. Es primordial, fundamental e imprescindible que el deseo se ponga en juego en toda situación de enseñanza ya que sin deseo no habrá enseñanza posible de ser aprendida. El deseo siempre se encuentra presente en relaciones sociales significativas, en los hechos culturales y sociales realmente relevantes de las historias personales y grupales.

(…)

Desde un principio la humanidad “educa”. Educa desde su raíz humana y desde su raíz animal. Los animales también educan a sus crías, en una educación primitiva, como se inició con el hombre en sus más lejanos albores.

Los hombres primitivos educaban a sus hijos en función de sus necesidades y urgencias, educaban para la vida y la muerte.

 La educación humana se ha ido alejando paulatinamente de esta educación primitiva a medida que las necesidades de los seres humanos fueron cambiando, tomando orientaciones propiamente humanas, lingüísticas, comunicacionales y culturales entre otras. 

(…)

Yo suelo decir a mis alumnos: “quiero que aprendan a pensar”. Ese es el motor de todo cambio, el pensamiento crítico y reflexivo, en mi caso es el objetivo que me propongo en cada acto de enseñanza, es mi responsabilidad el lograr que así suceda, para ello implementaré todo lo que sea necesario para atraer a mis alumnos, transmitir mi deseo y dar sentido al conocimiento para que lo sientan útil, cercano, pero también lejano y desafiante, “digno” de ser deseado y aprehendido.

 

Cuando uno estudia en la universidad, desde la psicología educativa se imparte este conocimiento, que se ha llamado PULSION EPISTEMOFÍLICA, este concepto en íntima relación con los conceptos freudianos de pulsión como DESEO.

Cuando un niño desea aprender algo, sencillamente aprende, porque lo intenta a pesar de los fracasos que se den en el camino. Nosotros adultos, lo hacemos del mismo modo, aunque muchas veces con una cuota extra de temor.

Cuando un docente enseña tiene que ser apasionado, de este modo transmitirá su propio deseo, despertando de este modo el deseo en sus alumnos.

No hay nada más aburrido y menos educativo que un docente con pocas ganas de enseñar y muchas veces a disgusto.

Para pensarlo no les parece.

Un niño que aprende a usar los video juegos, puede a aprender cualquier cosa que les resulte atractiva y deseable.

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