Como siempre y en sintonía a lo que les vengo compartiendo desde familia en emergencia hoy, abordaré una temática que hace amplia referencia a "una emergencia familia".
A esta "familia en emergencia" le ha tocado también vivir esta experiencia, llena de temores, incertidumbres, emociones encontradas y un enorme trabajo por abordar.
Es muy poco probable que uno conozca de antemano que seremos mamá o papá de un bebé prematuro, debido a ello, este hecho precipitado nos toma por sorpresa.
Para aclarar algunas cosas les diré de que hablamos cuando hablamos de un bebé prematuro. La definición de la palabra alude a algo "Que ocurre o sucede antes del tiempo que se considera habitual o necesario". Cuando hablamos de parto se suele hacer referencia a un parto PRETERMINO o PREMATURO, como aquel que se produce antes de que se cumplan las 37 semanas de gestación, ya sea espontáneo o por cesárea.
A su vez se pueden discriminar diferentes categorías de bebés prematuros: los nacidos con menos de 28 semanas de gestación se denominan "Prematuros extremos", los nacidos entre la semana 28 a 32 son mencionados como "muy prematuros" y los que nacen desde la semana 32 a la 37 sencillamente "prematuros"
Por lo general se desconocen las causas exactas que provocan que un embarazo que se estaba cursando dentro de los parámetros establecidos, culmine con un parto pre termino o prematuro.
Recientes notas científicas de la Organización Mundial de la Salud aseguran que es un suceso que viene aumentando en los últimos 20 años e involucra múltiples factores relacionados a la salud materna como son enfermedades crónicas, hipertensión, diabetes, infecciones, embarazos múltiples, influencia genética, etc.
Un dato no menor que nos acerca la OMS es que a nivel mundial de cada 10 nacimientos MAS de 1 es prematuro.
Lo que sí les puedo asegurar que cada situación es particular y única.
Quiero compartir con ustedes mi experiencia personal, ya que quizás les sea de alguna utilidad, aunque mas no sea para saber que somos muchas mamas las que hemos transitado este camino.
Han pasado ya 13 años, para esta fecha en el año 2007 cursaba mi segundo embarazo, el cual me habían informado serían mellizos, dos embriones en dos sacos separados y de diferente sexo. Para esta época ya me estaba sintiendo algo cansada, pesada y mi panza era similar a la que tuve de mi primer embarazo al momento del parto, aunque aún faltaba mucho por cursar, la fecha probable de parto se estimaba para el 24 de abril del 2008. En Diciembre del 2007 me sentía aún peor, el medico que me controlaba llevó a cabo los controles de rutina y restó importancia a aquel cansancio y al hecho de que se presentaban contracciones hacia la parte superior de mi panza.
Abrupta e inesperadamente el 15 de enero con 40 grados de temperatura y en una zona de residencia donde todos los médicos se encontraban de vacaciones, optamos por dirigirnos a la clínica que me correspondería asistir al momento del parto. Con 25 semanas de gestación y luego de 40 minutos de viaje fui atendida, naciendo uno de los bebés por parto normal y sin complicaciones, con apenas 1 kilogramo de peso, abriendo sus pequeñísimos brazos y ojos pareciendo que quería abrazar la vida... y así fue. Con el segundo bebé, la niña, no se corrió la misma suerte, allí todo se complicó... placenta previa, una posición poco apropiada, una cesárea de urgencia, sin controles ni vacunas, mucho tiempo con falta de oxigeno para la pequeña Lourdes. A pesar de las complicaciones nos regaló 4 días de vida, siendo sus daños irreversibles, partió finalmente. Mi salud milagrosamente estable y la de Facu también, aunque increíblemente, creo que por esos lazos invisibles que tenemos, ambos empeoramos cuando ella murió. Los dos con tiempo y paciencia logramos reponernos, creo que sabíamos que en esta tierra también había muchos lazos invisibles que nos sostuvieron y acompañaron. Esos momentos nos muestran por que y por quienes realmente valen la pena seguir adelante.
Nuestro pequeño bebé con sus 1000 gramos, salía adelante lentamente sorprendiéndonos constantemente. En ocasiones nos asustaba, ya que el mínimo malestar puede ser tremendamente dañino a su salud, y otras veces nos alegraba profundamente, por sus sorprendentes avances y reacciones.
Hay algo que no olvidaré jamás y demuestra como ellos perciben todo desde el primer instante de vida. Recuerdo que durante su larga estadía en la sala de neonatología y luego de salir de la incubadora, al rededor del mes de nacido, yo concurría a diario en el mismo horario de la tarde para tenerlo en brazos y amamantarlo, aunque en un primer momento se hiciera vía zonda nasogástrica, era un ritual de contacto y apego, mi pequeño bebé que ni pestañas tenía por aquel entonces, despertaba minutos antes de la hora de mi llegada y las enfermeras me decían al llegar, que él estaba aguardando mi llegada... así era, me esperaba aunque parezca increíble.
Como la mayoría de los prematuros corría múltiples riesgos de complicaciones dadas por su inmadurez. Debió realizar controles hasta los dos años, al principio fueron muy recurrentes, luego más espaciados. Durante su internación que duró poco mas de 3 meses, los controles se hacían a diario con exámenes multidisciplinarios. Las dos patologías más comunes son la permanencia de ductus y la retinopatía del prematuro. La permanencia de ductus requiere tratamiento cardiológico y en ocasiones una intervención quirúrgica cardíaca. La retinopatía del prematuro afecta la visión y puede requerir también una intervención quirúrgica. Para obtener los mejores resultados los profesionales deben ser muy cuidadosos em brindar las medicaciones, tratamientos y asistencias en la medida justa ya que la falta o exceso pueden provocar daños o complicaciones graves. Debo decirles, para su tranquilidad, que los profesionales que se dedican a esto lo hacen con gran profesionalismo, paciencia y sobre todo amor. Yo estaré eternamente agradecida con los profesionales que atendieron a mi hijo en la Clínica Ima, por el trato que le dieron a él y a nosotros como familia.
Para finalizar y no extenderme por demás les diré que los niños prematuros, como nos dicen los médicos, mantienen cierto desfasaje en su desarrollo acorde al tiempo de gestación que les faltó, no es para alarmarse, es normal que así suceda en los dos primeros años de vida, a veces un poco más. Por ello hay que tenerles mucha paciencia, respetar sus tiempos, pero tratándolos siempre como a cualquier otro niño, esto no es una discapacidad. Mi hijo ha logrado todo lo esperable para su edad, siempre descontándole los 3 meses y un poquito más que le restaban de gestación. Les puedo asegurar que a sus tres años de edad ya no notamos las diferencias, a los 5 o 6 ya casi las hemos olvidado y a los 10 parecería que nunca hubieran existido.
Lo mejor que podemos hacer como familia es confiar en ellos, tener fe en sus asombrosos avances y transmitirles seguridad librándolos de cualquier temor que hayamos tenido en algún momento. Créanme que suelen ser más fuertes y saludables que otros niños, este es nuestro caso.
En cualquier familia en emergencia con amor todo se supera, a no bajar los brazos.
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