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Hace un par de día releyendo este maravilloso libro que es "El Principito", por lejos y para siempre, mi libro favorito, el cual he leído y releído infinidad de veces, encontrando en cada lectura mensajes con diferentes tonalidades dependiendo del momento de mi vida.
He elegido uno de los capítulos emblemáticos y más emotivos, en el cual se da uno de los encuentros más recordados a través de los años, ese encuentro del Principito con el zorro, representación de una de las relaciones más emotivas y más sinceras que se ha contado en la historia.
Ustedes se preguntarán quizas, que tiene que ver esta historia con este blog. Les aseguro que tiene muchísimo que ver, porque nos ha enseñado a muchos, desde tempranas edades de que estan hechas las relaciones, que es lo que importa y que no cuando estamos al lado de alguien.
Estoy convencida que esto también es psicología, porque nos habla de relaciones, sabiendo que, como les he dicho miles de veces, es inevitable el sentimiento y las emociones.
Una relación es basicamente emociones, aunque intentemos que no sea así, si no hubiera sentimientos puestos en juego, simplemente no sería una relación. Ustedes podrán decirme que hay diferentes tipos de relaciones, por ejemplo las relaciones comerciales, pero me darán la razon que cuando hay una relación de cliente con el almacenero por ejemplo, también hay algo de sentimientos, si no fuera así elegiríamos otro comercio y dejaríamos de ser clientes... pero bueno no es lo que me interesa tratar aquí.
Yo les vengo a hablar de familias y las relaciones familiares estan plagadas de emociones y sentimientos, con ellas esta tejida la manta que cobija a cada familia, a veces teñidas de bellos colores y otras de no tan bellos.
Tan relevante es el mensaje que se dejo en El Principito cuando el mismo manifestó que quería un amigo y no sabía como hacerlo: "Hay que ser muy paciente - respondió el zorro - te sentarás al principio un poco lejos de mí, así en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada, la palabra es fuente de malentendidos, pero cada día podrás sentarte un poco mas cerca".
Queda más que claro que en una relación las palabras son casi irrelevantes, lo que prima son las emociones, sin duda.
El autor expresa magistralmente las relaciones cuando el zorro explica que es "crear lazos".
Cuando uno se relaciona con otros "crea", genera lazos, hay un hilo invisible que va tejiendo esa relación, ese hilo hecho fundamentalmente de emociones se torna resistente y hasta indestructible a través de los años y las experiencias.
Las madres con nuestros hijos, nuestras madres con nosotras mismas, quizás padres y abuelos, seguramente entre hermanos y amigos, creamos lazos fuertes que nos ayudan a sostenernos en el día a día.
En mi libro "Cuarentonas en Cuarentena... ahora también con corona. Sobrevivir a los 40 y no morir en el intento" disponible en Amazon hablaba de estos lazos, como se transforman a lo largo de las etapas de la vida y esta mirada de nuestros padres cuando nosotras mismas pasamos los 40 años
"Los vemos ahora frágiles, dejando atrás
las fortalezas que conocimos y sentimos la necesidad de cuidarlos, de
protegerlos, de acompañarlos, aunque no nos hagan caso, a pesar de sus
inconciencias o locuras. Cual adolescentes rebeldes muchas veces se niegan a
cumplir con lo que se les aconseja, con las recomendaciones de salud o
seguridad. No creo que esto radique en la inconciencia, simplemente no les
importa, “están mas allá” o “de vuelta”, como se suele escuchar.
En estos momentos, ese lazo y deber de
nuestra parte, es aún mas fuerte, porque en el fondo es inquietante la idea de
no tenerlos a nuestro lado.
Cuando murió mi madre, siendo que mi padre había muerto ya hacía mucho, un amigo me dijo muy sabiamente que ese dolor tan fuerte que yo sentía tenía que ver con un tipo particular de ausencia. Se refiere a la falta de ese alguien significativo, que nos sostenga, que nos aloje. Esa importante pérdida hace referencia a perder el hilo que nos condujo hasta donde estamos ahora, ese hilo se ha cortado para siempre y ya no hay nadie ahí para tomarnos de la mano, para sostenernos con una mirada. Ese temor es único e inexplicable y nos acompaña hasta el momento en que ellos ya no están a nuestro lado, y después…"
Para ir cerrando la idea que hoy quise compartir con ustedes, regreso al zorro y El Principito, recordando que luego de haber "domesticado" al zorro El Principito tuvo que partir y el zorro inevitablemente entristeció enseñando al Principito que esa emoción es parte inevitable del lazo creado, y que todo ello dará continuidad al lazo creado.
Cada relación es una suma de emociones que no hemos de evitar, como siempre les digo, hay que aceptar y, agrego, "tejer" con ellas una trama a perpetuarse, sabiendo que nunca desaparecerán.
No hay que temerle a las emociones, son parte necesaria de toda relación y de la vida misma.
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