Familias latinas y apasionadas, desde nuestras raíces.

 

Hoy he decidido compartir con ustedes una idea que me ronda en la cabeza desde hace muchos años, con reflexiones que he ido madurando y reformulando a través del tiempo.

Nadie puede negar que en el contexto cotidiano de las familias y a veces fuera de ellas, los "latinos" nos vemos doblegados por la fuerza imparable de "las pasiones".

Ser "apasionados" es indiscutiblemente una característica distintiva de nosotros desde nuestras raíces profundas mas lejanas.

Hablando concretamente de lo que pasa en nuestras familias, nos encontraremos reflejados, nos identificaremos inevitablemente con otras familias latinas. 

Esta pasión que nos corre por las venas cuando pensamos y sobre todo, sentimos la familia. Si lo pienso mejor la familia, para nosotros es "LA FAMILIA" adjudicándole todo el énfasis que sea posible.

El sentir va a ser siempre "que nadie toque la familia", aunque a veces digamos que no es la mejor, aunque nos peleemos o nos critiquemos... nosotros SI... otros no.

Hay una frase conocida que representa un poco lo que pienso, "los de afuera son de palo". 

En las sobre mesa de las comidas familiares, suelen darse las discusiones mas elevadas, donde muy pocas veces estamos todos de acuerdo, a veces discutimos solamente por tener la palabra. Al finalizar la sobremesa, parece que todo se ha olvidado.

Muchas veces nos quejamos de algún familiar, o varios, discutimos, nos enojamos, pero ante algún evento desafortunado estamos firmes para ayudar y acompañar.

Viendo todo esto un poco desde lejos, creo que muchos (que no son latinos) podrán cree QUE ESTAMOS TODOS LOCOS

Seguramente un poco locos estamos... DE LOCOS TODOS TENEMOS UN POCO

Sin dudas hay algo que es un poco heredado y un poco aprendido, dado por vivencias familiares históricas.

Como ya les dije, hace años que vengo reflexionando y pensando los motivos o las causas.

Mirando un poco nuestras raíces más antiguas, en gran medida los latino americanos somos herederos de las costumbres traídas por inmigrantes desde el viejo mundo, y aquí han llegado, en su mayoría, latinos. Somos bisnietos, nietos e hijos de Italianos, Portugueses, Franceses y Españoles, con una bajísima influencia anglosajona. 

Cuando uno tiene la posibilidad de conocer las vivencias en alguno de estos países, comprende, finalmente, que ellos tienen la misma sangre que nosotros cargada de adrenalina, en ocasiones parecería que por nuestro interior circula dinamita...

Muchas veces cuando termina una discusión y finalmente puede razonar, se pregunta cómo empezó todo. ¿No les ha pasado? Perdemos el momento, seguramente en algún instante dejamos de razonar y el sentimiento se apoderó de toda la situación.

Podría contarles miles de situaciones que lo comprueban. Solo mencionaré dos una de nuestro entorno y otra vivida en el viejo mundo.

Comenzaré por mi recuerdo mas antiguo cuando apenas pisaba las dos décadas de vida, atravesando una plaza española, rodeada de edificios, en la mansedumbre de una tarde de verano, de golpe y sin aviso se apoderó del lugar un fuerte griterío, una acalorada discusión de balcón a balcón gravó fuertemente en mi mente y me conmocionó la similitud a "mi mundo" a pesar de la gran distancia, esos eran sucesos de "mi Buenos Aires", que nunca imaginé en otro lugar. Recuerdo que pensé que aquellos eran aún más intensos que de este lado.

Casi una década mas tarde, en mi entorno laboral aprendía a "leer" los gestos desbocados de una compañera, que a pesar de un afecto sincero que circulaba entre ese grupo, no podía evitar sus enojos y desacuerdos que se manifestaban con un rostro enrojecido y unos ojos saltones, superando cualquier intento por mantener las formas.

Yo misma podré decirles con sinceridad, que muchas veces podría lanzar fuego por la boca o fulminar a alguien con la mirada. 

Mis hijos que son mi amor más grande y sincero, por quienes daría mi vida una y mil veces sin dudarlo, han despertado esta furia en mí... varias veces debo decirles.

Es este sentimiento inevitable que nos invade, eso es para mi el ser latino.

Somos emocionales y emotivos, como si alguna cadena de nuestro ADN poseyera la característica dominante de "sentir" antes de pensar, y es más, creo que "traemos" los sentimientos con una intensidad superior y exacerbada.

Nuestras familias latinas generan asombro y a su vez curiosidad en aquellos que no lo llevan en su ADN, nuestra ambivalencia y extremismo son características inexplicables para muchos... incluso para nosotros mismos.

Este sentir que nos hace parecer un poco locos también nos hace admirables.

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